Perdón por ser así...
No soy alguien que haga las cosas para dañar o para hacer mal... Estoy en un bajón emocional importante que me hace dudar de mí. Incluso me hace dudar de lo que siento.
Es difícil no ver las cosas y más cuando estoy en este proceso de acompañamiento. Me he sentido bien con lo que hago, pero no encuentro los espacios para encontrarme conmigo mismo. Porque lo más importante no es acompañar a otros, es acompañarse a sí mismo, y ese es el proceso más difícil.
Y yo lo sé, más que nadie...
¿Saben a cuantas personas acompañé de manera desinteresada y solo por amor, por quererlos, por querer que se sintieran bien? A muchas...
Acompañé a personas que no se sentían suficientes. Estaba ahí levantándole el ánimo y demostrándole que si valían la pena.
Acompañé a personas en periodos de duelo, donde se le había ido un hermano, una madre o incluso un hijo. Estaba ahí para ser silencio cuando debía serlo. Estaba ahí para ser primavera en el invierno (una de las pocas frases que me quedaron de ti). Estaba ahí para ser palabra cuando se necesitaba.
Acompañé a personas cuando no tenían nada. Y quería intentar que entendieran que de la nada se transformaba el todo.
Acompañé y acompañé.... En asignaturas, en jefaturas, en amistades, en estar con las personas para tomarlas de la mano, empujarlas, para hacer que con una sonrisa pudieran estar mejor.
Acompañé y acompañé... Y caí en cuenta... Que nunca me acompañé a mí.
Aún recuerdo la vez que me permití ser "vulnerable" y agradecer a mi ex querido primer curso de mi anterior trabajo. Ese lugar donde hay gente que todavía tiene gran parte de mi corazón y que extraño profundamente. Me permití incluso llorar frente a ellos por todo lo que estaba viviendo y había vivido.
Y muchos me contuvieron y abrazaron. Muchos lloraron conmigo, mientras otros miraban a la distancia. Y eso me llevó a que muchos apoderados estuvieran en contra de eso.
Si... Estaban en contra de que una persona mostrara sus sentimientos, independiente del rol que ejercía. Y no se trata de eso un poco la sociedad... ¿No es eso lo que te exige?
Ser lo que se espera... No ser lo que debes o tienes que ser...
Hoy lo conversé con mi psicóloga y me preguntó ¿Por qué quisiste ser profesor?
Mi respuesta: Porque quería que todas las personas tuvieran la oportunidad de ser mejores. De ayudar, de acompañar, de que ellos pudieran lograr sus sueños, pero siendo personas. Le dije que era un total convencido que si a cada uno de ellos lo miramos como una persona, y no como un estudiante, no como un promedio, no como un número... ellos cambiarán y serían mejores.
Esa fue mi respuesta hoy. Y seguirá siendo mi respuesta siempre. Quiero lo mejor para cada uno de ellos y aunque también cometo errores, siempre intento de que sea lo mejor para ellos.
Y ahí es cuando siento que no estoy hecho para este sistema educativo que solo les preocupa el número y rendir. Y mi principal razón para no buscar de nuevo trabajo como profesor (que me llegaron muchas ofertas, como de varios colegios de Las Condes, Vitacura, Providencia, etc...) fue porque no puedo dejar de ser yo, ese profesor motivador y que da el 100% por los estudiantes y transformarme en uno más del montón. Que solo pasa materia, pone notas y sería.
No puedo ser ese... y no lo seré jamás... Y aunque deba dejar de ser algo que me apasiona, no me venderé jamás a ese sistema. No soy una persona que haga las cosas por dañar, porque quiero lo mejor para todos... Y todo lo que hago, lo hago de profundo corazón.
Y sí... Me cuestiono si está bien lo que hago. Pero en ese instante en que me cuestiono, me hablan ex estudiantes por Instagram, me llegan correos de apoderados agradeciendo. Me encuentro con personas que les hice clases en media y en la educación superior que me recuerdan con cariño. Recuerdo a Sussy, la primera estudiante que la ayudé a salir de sus problemas de anorexia y terminó estudiando Pedagogía en Inglés, como forma de agradecimiento a todo ese proceso. Recuerdo a María José, estudiante que vivió hasta el último instante de su vida con una sonrisa, hasta que falleció porque otros no le tomaban en cuenta.
Recuerdo a Catalina que tenía problemas con sus padres y no tenía otro refugio que el colegio. Recuerdo a Roberto, que era golpeado por su padrastro y tenía miedo de tener profesores masculinos; hasta que conoció un colegio donde lo acogieron y acompañaron incluso a ser parte de la selección de baloncesto del colegio. Recuerdo a Manuel e Ignacio, dos hermanos que siempre los vieron como personas negativas y que no hacían nada bueno, los niños problemas, que solo necesitaban que confiaran en ellos.
Recuerdo a Amaya del Duoc UC, recuerdo a Nataly del AIEP, recuerdo a Miguel del propedéutico de la UCSH.... y a tantos otros que claramente me hacen sentir que, con todo lo malo, las cosas buenas también existen y que me han ido conduciendo mi camino.
Desde siempre, desde un año 2013 en adelante, he vivido trabajando para dar lo mejor para otros... Y sigo en esa senda, desde otra posición y otra vereda, pero sigo en eso. Sigo intentando creer en mí y en lo que hago, para sentir que lo estoy haciendo bien. Y aunque muchas veces la vida tenga colores más opacos, el arcoíris tiene todo los colores que existen.
Y créanme que lo único que quiero es lo mejor para todo el mundo. Perdonen por ser tan apasionado con lo que hago, perdón por ponerle tanto ánimo a mis emociones y sentimientos. Perdón por enamorarme de lo que hago... Pero no sé hacerlo de otra manera... me cuesta hacerlo... porque quiero siempre dar lo mejor por otros. Siempre dar lo mejor, para que el otro sea feliz.
¿Y cuando seré yo feliz? Quien sabe... Tal vez ya lo fui, durante un par de meses y eso fue suficiente y necesario. Tal vez es el poco de amor que me merezco y nada más.
Algunos nacemos para hacer feliz al resto. Soy consciente de que para eso nací; no para ser feliz... Sino para que otros lo fuesen.
Perdón por Amoadorarte tanto...
Comentarios
Publicar un comentario